Descubrí en 2024 —queda tan lejos ya— que pocas sensaciones tienen tanto poder como saber y entender lo que uno quiere. Diría que lo de entender no es estrictamente necesario, porque tampoco se me ocurre nada que se parezca tanto a la libertad como tener la certeza de querer hacer o conseguir algo, nada como la certeza de querer buscar o besar o ver reír a alguien para siempre y no encontrarle explicación. Es libre y bonito y despreocupado, también algo intenso y melancólico y quizá un poco irreal porque todo tiene, en realidad, su porqué.
Hay porqués simples e insulsos, porqués despreocupados que pasan desapercibidos y otros que rondan, a veces siendo un sí y otras tantas, un no. Estaréis de acuerdo en que no es lo mismo querer un chocolate caliente por puro placer o por pura tristeza, porque hay algo que celebrar o porque hay algo que llorar.
Hay porqués que pesan, que condicionan, que desgastan; porqués que provocan historias, porqués que las borran, porqués que acaban siendo la historia en cuestión. Un día nos miramos y míranos.
Los porqués recíprocos son los que más me gustan. Te quiero porque tú; me quieres porque yo. Querer, una vez más, siendo el porqué de todo.
Porqués que arrastran pasados y otros que anhelan futuros. El porqué del hoy: estoy donde quiero estar porque lo he buscado, luchado y ganado.
Al 2025 no le pido mucho porque las expectativas son malísimas consejeras y compañeras y porque sé que, efectivamente, si quiero algo tengo que soñarlo y trabajarlo, así que no espero mucho más allá de escucharme, escucharme de verdad, y actuar en consecuencia; ser consciente del tiempo que pasa sin parar y vivir, sí, vivir en consecuencia; emocionarme, ilusionarme, llorar cuantas veces necesite, permitirme sentirlo todo.
Benedetti escribió una vez: “De vez en cuando la alegría tira piedritas contra mi ventana” y yo estoy dispuesta a recogerlas todas.
El año pasado hice un vision board básicamente porque quería un fondo de pantalla bonito (aclaración necesaria por si mis abuelos leen esto ❤️: un vision board es un popurrí de imágenes que representa los deseos y objetivos para el nuevo año). Este año lo he hecho siendo mucho más consciente porque, casi sin querer-casi queriendo, muchas de las cosas del popurrí de 2024 se cumplieron.