Quinientas noches, varias fotos y una canción
Dosis #19: Enero y el nuevo disco de Bad Bunny
Enero tiene treinta y un días, pero dura quinientas noches y pienso que qué culpa tendrá de haber sido bautizado como el primer mes del año, le vino dado y ahora tiene que avanzar con el peso de la nostalgia, de todas las promesas que nos hacemos y de unas expectativas a las que vamos dando forma sin ni siquiera saberlo. Demasiada responsabilidad concentrada en muy poco tiempo, por eso el primer mes del año tiene treinta y un días, pero dura quinientas noches.
El frío me ha calado hasta las pestañas y ha habido días en los que la oscuridad se me ha hecho eterna, la rutina ha arrasado con un diciembre de cuento y, de tanto masticarlos, los propósitos del nuevo año se me han hecho bola antes incluso de querer procesarlos. Aun así, me guardo cada gota de este enero para siempre.
El día 10 escribí en mi libreta: “Diría que lo único que me gusta de enero son los amaneceres desde la oficina”. Ahora, con el mes a punto de acabar, me río al darme cuenta una vez más de que no tenemos ni idea de casi nada aunque creamos saber casi todo. Más allá de amaneceres que abrigan y atardeceres que abrazan, enero tiene todo lo que en algún momento juraremos echar de menos: tiempo.
Me guardo cada gota de este enero para siempre porque me he visto como nunca, he visto mis ganas y mis sueños claros, cristalinos y me he sumergido en ellos hasta el fondo. He tenido miedo al riesgo, pero me he arriesgado igualmente y ya solo por sentir todo este amor en el pecho ha valido la pena.
Me he comido los polvorones que guardé en el fondo de la despensa “para más adelante”, he escuchado DtMF en bucle y me han entrado ganas de sacar una foto hasta del último árbol pelado de mi barrio para no olvidar los pasos que he dado durante estos treinta y un días y sus quinientas noches.
También he intentado asimilar que el mes que viene cumpliré 28. No lo he conseguido todavía, pero en el proceso me he dado cuenta de que no cambiaría nada de lo que tengo en este instante de mi vida, así que no podría aborrecer este enero eterno ni aunque me lo propusiera.








